Leía esta mañana que a veces para vivir tenemos que ignorar ciertas compañías. Y es verdad que llega un momento en que de forma natural sacas de tu vida aquellas relaciones tóxicas, ésas que bajan tu vibración, que un día notas que te alejan de tu sentir con la vida, que no te ayudan a Ser y que te desvían de ese camino que has elegido recorrer como el que te va a llevar al objetivo marcado. Y al tiempo, entrar a acompañarte otras más acordes con lo que te mueve. Es un proceso natural que con mayor o menor consciencia, hemos experimentado todos a lo largo de nuestra vida, y que así ha de seguir ocurriendo, por muy duro o difícil que resulte a veces.
Pero más allá de esta realidad, ha surgido en mí otra reflexión. Porque hay veces que no se trata de compañías tóxicas, sino de situaciones originadas incluso con personas afines, personas queridas cuyos caminos son muchas veces ejemplos a seguir, pero que generan en ti situaciones variadas que debes analizar.
Porque en la medida en que nos vamos convirtiendo en maestros de nuestro recorrer, la sabiduría ha de ir guiando cada uno de los pasos avanzados y siempre con el propósito de no dejar hacer poso en nosotros a nada que cubra la esencia que nos forma. Y entonces ya no es suficiente con sacudirse de algo sin entender lo que está ocurriendo, lo que está despertando, lo que está generando.
Porque habrá momentos en que algo acontecerá que te hará sentir herido, pequeño y menospreciado… en esos momentos tu maestría te habrá de llevar a observar lo que ocurre y analiza su porqué. Y tal vez entenderás que estás interpretando lo que de por sí es neutro pero que su paso a tu través es lo que le carga de ese peso que te frena. La solución entonces es limpiar el filtro, mejor aún, quitar el filtro. No es necesario evitar la situación, ni siquiera evitar a la persona… sino, muy por el contrario, ver en ellas libros abiertos mostrando lecciones que aprender. Aprender a callar la mente y a encender el corazón.
También habrá momentos en que te ocurrirán situaciones de las que saldrás enaltecido y despertarán en ti un sentir bienestar que habrás de analizar para entender si procede de una superioridad disimulada o de un corazón agradecido. Y nuevamente, la diferencia en tu filtro.
En ese que está en ti, que empieza a funcionar cada mañana al despertarte… qué digo! En ese que funciona continuamente sin tu permiso. Y que es capaz de llenar tu vida de aconteceres ilusorios en donde nada es real sino imaginado. Y en donde lo real permanece inmaculado esperando tu llegada.
Y es cierto que distraerse es fácil, mucho, pero también es cierto que no vale ya seguir refugiándonos en esa facilidad para justificar un accionar que nos aleja de la vida, que nos aleja de nosotros, que nos aleja del objetivo que hemos elegido perseguir. Porque si nos amparamos ahí entraremos en el todo vale, y no es así. Erraremos, mucho, una y otra vez… y cada vez que lo hagamos, levantarnos, aprender y seguir será la pauta pero recordando cada vez que solo nuestra constancia, que sólo nuestro esfuerzo, que solo los medios hábiles y nuestro amor, nos permitirán llegar al puerto de nuestro interior.