Aprendiendo cada día, aprehendiendo a vivir en cada esquina, que si no aprendo muero en cada hoy. Y así, aprendiendo cómo en cada paso caminado se volcaron los anhelos que llenaron un momento y que alimentaron un presente, culminando de regalos una existencia que amó hasta doler y que ahora se convierte en lecciones que aprender para desanclar lo que ya fue y dar paso a lo que nace. Curiosa lección de vida que enseña que nada puede nacer si no hay hueco, y no hay hueco si no vaciamos y aireamos el espacio.
Y eso que nace, que llega preñado de posibilidades, momentos eternos por plasmar en una realidad incierta y llena de esperanzas en donde la sonrisa incipiente cura al corazón herido si éste aun no ha aprendido lo efímero del momento donde la eternidad se manifiesta porque la eternidad es el instante en el que vives en tu corazón, porque ahí todo cabe y todo es.