En un acto de sinceridad contigo mismo debes decidir qué es lo que buscas conseguir y hasta donde estás dispuesto a llegar . La respuesta a esa pregunta debería marcar la forma en que actúes a partir de ese momento.
Si la respuesta es llegar a tí deberás necesariamente empezar a levantar todas y cada una de las capas que como una cebolla van cubriendo eso que ya es y que ha estado ahí desde siempre. Los maestros dicen que no tienes que alcanzar nada, al revés, tienes que eliminar todo lo que no es. Creo que se refieren justamente a eso.
Nuestra mente ignorante va generando y montando capa tras capa montones de envolturas fruto de nuestra experiencia en la vida y nos hace identificarnos con ellas haciendo que creamos que somos lo que no somos y metiendo tanto ruido que nos hace difícil salir de ahí.
Si la respuesta es llegar a ti, deberas tener firmeza y voluntad porque al ir intentando eliminar las capas, el ego se revolverá en un intento de no desaparecer y te hará dudar de todo, te hará sentir miedo, vértigo, enfado; te hará decir no merece la pena, hará que te aferres incluso al propio camino… pero si tu respuesta es llegar a ti no te rindas, sólo entrégate sin oponer resistencia a ese juego de la observación que poco a poco te permitirá tomar la distancia necesaria.
Y la buena noticia es que basta con una milésima de segundo de poder experimentar la consciencia del Ser para que sepas a dónde tienes que volver y cuál es el “no estado” que tienes que estabilizar. Basta un segundo de experimentar la consciencia pura para que sepas dónde empieza el camino de vuelta a casa.
Buen viaje, caminante.