Permitirme sentirlo es amarme a mi misma, aceptar que estoy viva y que soy plena. Y que soy esa plenitud que a veces manifiesta lágrimas y a veces risas, que a veces se llena de instantes repletos de paz y otros de eternidades llenas de dolor, pero al final entiende que la pericia está en encontrar que el instante es eterno y la eternidad se haya contenida en cada instante.
¿De qué depende que el pulsar de la vida lo sientas como ruido o como una sinfonía que enriquece al espíritu? Observa cómo la mente te imbuye en esta aventura que llamamos vivir… y si la respuesta aparece serena colmando el corazón de sonrisas y dejando ir las dudas que nos hieren… en el horizonte el faro que te guía mostrará la luz de tu alma.
Pero si no fuera así, si en el horizonte aparecieran tormentas que te turban aguarda tranquilo a que todo se serene .. y entiende entonces que tu mente está jugando contigo como un niño travieso pidiendo a gritos que la enseñes para poder ser tu herramienta.
Confíale a la vida tu tesoro más preciado y ésta te devolverá la plenitud!