Con demasiada frecuencia vagamos por la vida tirando de losas, muchas propias, otras ajenas.
Losas propias que cargamos cuando creemos que las equivocaciones nos rebajan, nos ensucian, porque a veces no entendemos que el dolor nos enseña cuando tenemos el coraje de abrazarlo. Demasiado tiempo….
Losas ajenas que no nos pertenecen porque no entendemos que entregarse no es echar a la espalda el sufrimiento ajeno ni asumir en nosotros la responsabilidad de una sanación que no es la nuestra.
Y en ese deambular nos rompemos y cuando permitimos que así sea lo único que queda es sentarse y descansar, recoger las piezas, observarlas y montarlas porque ya nada sobra, todo ha servido. Porque cuando permitimos que de cada recoveco emane lo que hay en nosotros, nos convertimos en lo mas bello y, entonces, romperse es el primer paso para construir al nuevo Hombre.
Nada hay que buscar, nada hay que aprender porque ya lo tienes todo, ya lo sabes todo. Ya solo queda reponer fuerzas y Ser. Nada que hacer, solo Ser. Disfrutar y Vivir. Disfrutar del trabajo realizado es la recompensa. Y no hay mejor recompensa que permitirte Ser.
Mañana será otro día en donde tal vez haya que volver a empezar de nuevo, pero ahora toca descansar!
Gracias Maestra!