Somos como gotas de agua viajando en solitario hacia un remanso de paz e infinitud que es el océano. Y así como a lo largo de ese viaje cada gota va imprimiendo la historia de su devenir y modelando con suavidad la forma del cauce por el que pasa, vamos forjando y modelando a la vez… recibiendo y dejando nuestra huella en cada pequeño paso que damos.
Cada una de esas gotas nació a la vida en lo más alto del monte y fue en su recorrer particular que experimentó, maduró e implantó su huella sobre el terreno. Fue chocando con rocas a las que dio forma y de las que aprendió tomando su esencia, su contenido. En su fluir fue mezclándose con compañeras de viaje con las que a veces se fundió en una y de las que a veces se disgregó dando origen a miles de gotas de hermanas que llevaban en ellas su naturaleza, su impronta… así hasta llegar al mar donde cada gota aporta lo que es para dar origen a la inmensidad.
Así pasa con nuestro devenir por la vida. Al igual que la gota de agua, vamos chocando contra rocas que fraguan nuestro carácter, y a trechos nos fundimos con compañeros de viaje que nos impregnan de su esencia dejando su huella en nuestra alma, maestros de los que aprendemos a caminar mientras caminamos. Al tiempo, como la gota, vamos también esparciendo lo que somos a miles de gotas hermanas, todos aquellos seres que ven su reflejo en nosotros, que se funden con nosotros buscando consuelo, una sonrisa o un abrazo a su alma.
Pero también, al igual que la gota que cuando deja de fluir se estanca y se pudre, no podemos detenernos en los remansos del camino, si acaso decelerar el ritmo para retomar fuerzas, pero sabiendo siempre que en empaparnos de lo que la vida nos traiga en cada curva está nuestro existir, en cada cuesta, en cada salto y sabiendo que el camino ha de continuar porque detenernos es pudrirnos, porque detenernos es alejamos de la llegada a nuestro destino y no se me ocurre mejor destino que fundirme en UNO con millones de gotas que como yo forman parte de la infinitud, que como yo forman parte de la totalidad.
La esencia de todo en mí, la esencia de mí en la infinitud.
Precioso hermanita, gracias por ser esa gota de agua en mi camino. Te quiero.
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«….y a trechos nos fundimos con compañeros de viaje que nos impregnan de su esencia dejando su huella en nuestra alma, maestros de los que aprendemos a caminar mientras caminamos.» Te quiero hermanito!
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